Ciertos deportes en ciertas regiones pasan de ser unas simples actividades físicas desempeñadas en equipo, a ser parte de la idiosincrasia de un país. Basta con ver la emoción con que se habla, se juega y se es espectador del futbol en México o en Argentina que no sólo mueven emociones, sino una identidad y la economía.
Descartes dice que cuando el cuerpo se mueve, éste genera en el alma un estado especial al que denomina pasiones. Las pasiones, dice, son la consecuencia de que el alma no logre distinguir de dónde provienen los impulsos, creyendo que es ella la que los crea. Así, el futbol, siendo un movimiento de cuerpos trabajando en equipo, logra incitar a las almas individuales y en masas.
Es por esta razón que, en épocas de futbol, el cuerpo y el alma de la afición no dejan de pensar en ello, en las emociones que ese deporte les otorga, y se olvidan de lo demás. Así, Fischer América crea un arte para Volkswagen con el famoso Cristo Redentor, felicitando a la selección de Argentina por su pase al mundial.
“Ya no podés pensar en otra cosa”, dice Volkswagen, patrocinador Oficial de la Selección argentina. ¿Será cierto? Buena suerte.
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