Tenemos a la mano dos libros, uno misterioso, viejo, sin tapa, es decir, sin título, y otro de Naomi Klein, de la gran crítica del sistema económico y de las prácticas de las marcas. Tenemos, en la agencia, una discusión, una pregunta, a saber: ¿las marcas deben adaptarse a los gustos de los clientes? Todos decimos que no. Pensemos. Hay países desarrollados industrialmente y que imponen, vía sus películas, libros e información, la moda del mundo, los peinados del mundo (Simmel). Las gentes mejores, los líderes de opinión de los países menos desarrollados imitan las modas de los desarrollados (leemos que Enrique Krauze frecuenta el `New York Times´ y que Silva-Herzog estudió posgrado en el extranjero, por ejemplo). Tal gente, es notable, pone su atención en las instituciones de los países desarrollados, que muchas veces son marcas o edificios promotores de ideologías políticas, es decir, económicas, comerciales. ¿Qué nos dice todo este proceso? Que las marcas imponen sus modos de pensamiento y que no son los mercados los que instauran, en última instancia, los usos y las costumbres. Abrimos el libro de Naomi Klein, en donde sabemos que encontraremos información al respecto, y leemos que Theodore Levitt publicó un ensayo llamado `The Globalization of Market´, «donde mantenía que toda empresa dispuesta a inclinarse ante los hábitos o los gustos locales era un fracaso absoluto». ¿Podemos hablar del Sueño Americano en la India? ¿Podemos hablar de la tradición celtíbera en Oaxaca? ¿Podemos hablar del orgullo catalán y de Barral y de Raimundo Lulio para vender fruslerías en Arizona? No, pero sí podemos disfrazar nuestros argumentos. Derrida, el lingüista, sostiene que hay que distinguir entre la «diferencia» y lo «diferido». Difiramos el Sueño Americano, hagámosle deseable, futuro, un Sueño Indio, o mejor todavía, un indio que sueña, un futuro mejor. ¿Que la gente de la India se resiste a aceptar la ideología norteamericana? Bien, pues usemos técnicas persuasivas para romper la resistencia. ¿No queréis ser `yankee´? ¡Demostradlo comprando productos hechos en la India! Sobra explicar el embozo que los corporativos se echan encima para simular que son de tal o cual país. ¿No queréis ser español, sino catalán? ¡Demostradlo leyendo `Diecinueve figuras de mi historia civil´, de Carlos Barral, que tiene descuento! En el libro sin tapa que comentábamos, que trata de argucias persuasivas, pues estaba en la sección de libros de persuasión de la Biblioteca de XY, leemos: «Zeus va a jugar astucia contra astucia. Hace de ella su concubina. Ella está ya preñada de él. Entonces, halagando su vanidad, como ella es el demonio de las apariencias y de las metamorfosis, le pide que dé muestra de sus talentos. Por amor a él, ella se hace cierva, pájaro… Él le pide que se transforme en galletita. Dicho y hecho… y él se la come». He aquí el arte de la persuasión global. Imagen cortesía de Fotolia.
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