El contacto personal que Coca-Cola mantiene con su mercado es algo que pocas empresas se pueden jactar de hacer. Su creatividad es tal que, seamos o no asiduos a su consumo, no podemos dejar pasar desapercibido el gran esfuerzo que hace para generar engagement. Incluso, sin necesitarlo tanto como otras empresas.
Aunque a nivel mundial siempre ha sido atractivo lo que saca Coca-Cola con respecto a lo relacionado con publicidad y mercadotecnia, últimamente ha habido un país en particular que ha logrado cautivar al consumidor de una manera muy especial: Israel. Los esfuerzos de este país para hacer que el consumidor se sienta único, deben ser reconocidos.
Y es que, no conformes con haber hecho vallas publicitarias personalizadas hace no mucho tiempo, ahora, para el lanzamiento de la nueva presentación de la Coca Cola –en envase miniatura– la marca ha invitado a sus clientes a sacar pequeñas versiones de ellos mismos, los Mini-Me.
Todo consistió en un concurso en el que los participantes proponían hacer sus propias versiones de ellos mismos. Los ganadores, fueron invitados a un estudio con la más alta tecnología en impresión 3-D para ser escaneados y consecuentemente impresos. Al terminar, el resultado era una figura idéntica de la persona participante, en un tamaño inclusive menor al de la nueva botella miniatura.
Una gran idea que gustó mucho a los clientes en aquel país. Y es que si la tecnología hoy por hoy permite hacer este tipo de cosas, sin lugar a dudas resultarán muy atractivas para la gente y, como consecuencia, se generará el objetivo deseado: arraigo.
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