Todas las marcas necesitan una casa, es decir, un plan arquitectónico, eso a lo que llamamos «arquitectura de marca». ¿Qué significa tal cosa? Significa que las marcas deben tener un sostén, un ecosistema, un ambiente que le proteja y le cuide la personalidad, la forma de ser, de hablar, de comportarse, de dirigirse al público, de presentarse en eventos de relaciones públicas, de pregonar su precio y su oferta. Un «match» de marcas sirve para identificar en dónde está o en dónde debería estar, en el mundo de la percepción, nuestra marca. Imaginemos que queremos vender una marca de vodka y hagamos un «match», un cruce muy sencillo. ¿Cuáles son las tres formas de humana comunicación más comunes? La música, la pintura y la poesía, es decir, el ritmo, la imagen y la letra. Si nuestro vodka fuese un tipo de música, ¿cuál sería? Y si fuese una pintura, ¿cuál sería? Y si una poesía, ¿cuál? Si nuestro vodka fuera una melodía de «house», ¿cuál sería y por qué? Si fuera una `action painting´, ¿cuál le representaría mejor y por qué? ¿Qué clase de poesía describiría mejor la personalidad de nuestro vodka? Al responder tales cuestionamientos nos vamos dando cuenta de las virtudes de nuestra marca, así como de sus limitaciones. Al venderle a nuestro cliente un proyecto, dicho «match» fungirá como arma persuasiva, convincente, pues la voz, el rostro, el cuerpo, la ropa y el ambiente de nuestra marca serán cosas que quedarán acotadas por un trabajo semántico harto útil a la hora de tomar decisiones. ¿Que vamos a hacer un spot de televisión con alegre música? Bien, pues ya sabemos por dónde irnos. ¿Que vamos a usar paisajes y escenas veloces? Bueno, pues ya sabemos qué clase de iluminación, vestuario y gestuario esgrimir. Buen día, Comunidad Roastbrief.
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