Dicen los budistas y aquellos que saben disfrutar de la vida que sin ataduras no hay sufrimiento. Desde el momento en que nombramos algo con ternura o por ejemplo, cuando ponemos nombre a una mascota el amor nos surge y nos encariñamos, situación que a veces resulta poco conveniente. En este quinto capítulo de la serie ‘Oak Adventures’ de Bacardí, los tres caballeros nos muestran cómo es que hay que vivir, compartiendo los pequeños tesoros sin resentimientos. A una pequeña reunión que organiza Santi en su casa, llega Carlos con una chava sólo a dejar los hielos. Después de ponerse al tanto de las aventuras pasadas, nuestro ‘ojialegre’ Carlos comienza a hablarle a otra chava que estaba en la fiesta. ¿Qué aprendemos? En realidad no aprendemos mucho, pues Bacardí es experto en plasmar lo que sucede en la vida real, pero sí nos muestra que si de diversión se trata, no hay excusas, ni tiempo ni dinero para no disfrutar las pequeñas oportunidades que se nos plantan. Así, la amistad se refuerza, aunque el final no sea siempre un final feliz para los amigos…
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