Al igual que las redes sociales, los blogs y el marketing de contenidos no son un invento de las últimas décadas. Las redes sociales siempre han existido desde que el hombre es un ser social y el marketing de contenidos existe desde que la publicidad nació, pero sus aplicaciones evolucionaron con la tecnología. El marketing de contenidos es la forma en que las marcas entregan información a las personas de sobre ellas mismas y sobre temas que les interesan. En realidad puede ser desde un brochure, una revista especializada, un correo hasta un blog. Al principio de la historia publicitaria, eran tan pocas las marcas y tan nuevos los productos que, para que la gente comprara era necesario informarles de qué se trataba el producto y cómo podía mejorar su vida con él por los medios tradicionales como radio, televisión y revistas. Ahí, los anuncios eran muy descriptivos y evidenciaban atributos que ahora nos parecen más que obvios. En las revistas, tan solo para anunciar Coca Cola, se explicaba por qué Santa Claus tomaba esa bebida y los efectos que tenía en él en un párrafo. Si se incluye ahora en una revista un texto de tal magnitud, seguro será una buena acción para ser ignorado. Surgieron más marcas, más competencia. Las personas se familiarizaban con el producto más rápido y era una gran pérdida de tiempo y recursos describir o relatar historietas para dar a conocer el producto. Pero de pronto fue tan poca la información que cada marca ofrecía y tantas las opciones que para diferenciarse fue necesario hablarle casi personalmente al consumidor, volviendo así a las pacientes descripciones. Es así como volvemos a construir historias, a organizar información y redactarla de manera atractiva para capturar la atención. La diferencia es que ahora le damos forma y la diseñamos de acuerdo al público objetivo utilizando distintos estilos y tonos de acuerdo a la personalidad de la marca, publicándolos en los lugares estratégicos, ya sea en la caja del cereal o en un diario electrónico.
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