Todas las ideas son nuevas para el hombre creativo. Queme algunos libros de historia y contemple la quemazón con una sonrisa sardónica. Deje caer los brazos como si nada le importara o métalos en sus bolsillos, los cuales deberán estar llenos de cosas estúpidas. Tome una hoja en blanco e imagínela llena, pero no demasiado, porque tiene que poner su nombre. Doble la hoja llena con su nombre y haga un avión de papel y láncelo (el avión) por la ventana, y mientras el avión vuela cante, baile y disfrute la catástrofe de las ideas que en el avión van directamente hacia la muerte. Vaya al baño y tome su cepillo de dientes y péinese con él, y verá cómo el cabello se resiste a los halagos dentífricos. Tome su peine y lávase los dientes con él, que sólo así es posible comer ideas, cabellos. Al bañarse tome la botella del champú e imagine que es una botella de whisky, y también imagine que el agua es lluvia, aunque tal es barato, no es creativo. Levante los brazos, que en este caso serán alas, y finja que vuela. Si su baño es muy pequeño (cosa casi segura, pues los creativos no son millonarios y no tienen baños enormes) sentirá lo que sienten las aves enjauladas que quieren salir, tercamente, de su jaula. Si usted no se siente encerrado, entonces usted no es creativo. Salga del baño y camine como el cangrejo, de lado, pues así podrá ver su casa con la visión de una cámara de video que contempla paisajes. Los creativos siempre ven paisajes, siempre lo minimizan todo. Al vestirse no saque la camisa de su armario: póngasela adentro y aprenda la oscura perspectiva de sus caminas, que viven en la penumbra. Notará que hacer lo dicho es incómodo y tardado, cosa que hará que el tiempo pase y se le haga tarde. Las prisas estimulan la creatividad y usted buscará maneras de llegar a su trabajo más rápidamente. Pero si fracasa buscará formas de hacer su trabajo rápidamente. Cuando le pidan que explique sus ideas guarde silencio y deje que los demás empiecen a hablar. No hable, haga que todos desesperen, que griten, que brinquen furiosos, que intenten golpearle y déjese golpear. Golpeado usted dirá que es un genio incomprendido, víctima de una cultura salvaje o incivilizada, que es lo mismo.
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