El manejo de las redes sociales tiene que ser un discurso bien cuidado, tal como los buenos discursos políticos. Si se utiliza una mala palabra, e incluso, una frase específica, podemos dar una imagen soberbia o perder credibilidad. Por ello, debemos tener cuidado de cómo nos expresamos de nosotros y de la competencia, evitando siempre situaciones como las siguientes: Somos los mejores. Aunque lo seas, a las personas no les gusta escuchar eso. No es verídico, pues seguramente hay alguien mejor que tú. Por lo menos debe haber una marca que maneje mejor su orgullo. Mejor, demuestra con hechos por qué eres el mejor. Recuerda que es más convincente un acto que una palabra. No nos es posible. La competitividad se mide en eficiencia y resultados. Decir que no tienes posibilidad de acción sobre tu marca, te hace pequeño, te desaparece. Tal vez está trillada la frase “Haremos lo posible”, pero es mejor hacer el intento que cortar a los clientes con un rotundo “no”. Prometer y no cumplir. ¿A quién no le molesta que los políticos nos prometan acciones y al final no hagan nada? Es molesto para todos que nos creen una expectativa y nos dejen esperando la respuesta esperada. Si no estás seguro de poder efectuar lo que dices, mejor agradece la participación de tu cliente, hazle saber que toman en cuenta su opinión y que tratarás de mejorar o de llevar a cabo su petición. Hacer pública una oferta dirigida a clientes especiales. Sabemos que la cultura aspiraciones es una gran herramienta, pero ten cuidado en qué momento y a quien la diriges. Más allá de dar status a tu marca, es posible que le reflejes una imagen elitista y poco amigable. Evita el descontento de tus clientes y planea bien el medio la estrategia de comunicación para ofertas especiales. Humor negro. La imagen de la marca está siempre en juego. Los chistes o comentarios que expresen desprecio o ventaja sobre un grupo social no son bienvenidos. Quizás los mensajes sean sarcásticos, pero es difícil leer ese tono. Aún no hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos y de nuestra problemática, así que es mejor no meterse con temas delicados. Los errores siempre han sido criticados, pero ahora parecen más graves porque la noticia corre mucho más rápido y se alimenta de cada inconformidad, haciendo el problema más grave de lo que parece. Fotografía cortesía de Fotolia
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