Hace algunos días hablábamos de compras online. A la mayoría nos vino a la mente productos como ropa, electrodomésticos, videojuegos y demás accesorios de uso común. Pero ¿qué pasa con la comida? Seguramente a muchos de nosotros nos ha llegado esa necesidad de alimento justo cuando hemos alcanzado un punto máximo de relajación en nuestro cómodo hogar. El teléfono podría ser nuestra opción más viable para evitar salir, pero, esta estrella del siglo pasado muchas veces nos complica más el trabajo. Tomamos la bocina e Intentamos recordar el número de alguna pizzería cercana, pero el hambre ha bloqueado nuestro cerebro y no encontramos el imán o el volante con el número. En un escenario más feliz, logramos que nuestra mente envíe las señales a nuestra mano necesarias para teclear los dígitos adecuados y hacer nuestro pedido, pero, al llegar nuestra comida recibimos algo que no habíamos ordenado, y la hambruna nos orilla a la resignación y decidimos pagarlo. Aquella escena ha quedado en el olvido. Ahora contamos con dispositivos conectados a internet siempre listos para solucionarnos cualquier problema. Con dicha herramienta podemos lograr maravillas y abrir todo un abanico de posibilidades culinarias al instante. De esta manera podremos desplegar de manera electrónica el menú de restaurantes de sushi y comida japonesa en la ciudad de México, por ejemplo, o acceder a la carta de algún restaurante Mexicano en Madrid, España. Esa forma de hacer negocios está cobrando fuerza. Además de hacernos la vida más cómoda y fácil, nos abre las puertas de todo tipo de comida, incluyendo las tradicionales pizzas a un clic de distancia. El comercio electrónico es un espacio ilimitado de posibilidades para hacer negocios. Fotografía cortesía de Fotolia
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