Las marcas son para toda la vida. Es más, deberían tener vocación de ser eternas. Por eso, el marketing es puro Karma. Todo lo que hagas hoy, tendrá su castigo o recompensa en la siguiente vida. Generalmente, el Karma se describe como una «ley cósmica» de retribución, o de causa y efecto (wikipedia) entendida la acción o acto como aquello que causa el comienzo del ciclo. Es decir, que en el ciclo de vida de tu producto, que alcance o no el nirvana, depende no tanto del mercado, como de tu karma comercial. Como en el budismo o el hinduismo, tienes la libertad para hacer el bien o el mal, pero tienes que asumir las consecuencias derivadas. Bajando a la tierra, como predican las religiones dhármicas, que el mercado te devuelva el bien o mal que haces no es tan sencillo como esperar la reacción a la acción. No es algo inmediato. Los efectos se percibirán en la siguiente vida. O por lo menos, después de mucho tiempo cultivando tu karma.
El karma depende de tres factores: los Actos, las Palabras y los Pensamientos. ¿Cómo aplicarlos al marketing?
Los actos. Precio, Producto, Punto de venta… esas tres patas del marketing mix son actos. Hechos. Realidades. Es lo que eres y lo que de verdad afecta a las vidas de los demás. El mercado te devolverá poco a poco lo que te corresponda por ello. Si quieres alcanzar el Nirvana, deberás ser coherente y constante. O la vida del producto te devolverá clientes poco fieles o hasta el olvido. Las palabras. Tu Comunicación, Publicidad, Relaciones Públicas o Social Media son puro karma. Si mientes, si faltas al respeto o si no eres justo no tendrás que esperar a la siguiente vida para comprobar cómo te caen los siete males. Si eres banal, insustancial, poco sincero, nadie te seguirá o lo harán tus semejantes. Por el contrario, si mantienes una línea clara y firme, honesta y veraz, alcanzarás el nivel de reconocimiento y afinidad que mereces. Háblales en su lengua a los clientes, diles lo que necesitan oír y serás respetado. Puede incluso que te consideren un gurú, y te sigan más allá de lo razonable. Casi con fe. Los pensamientos. ¿Cómo se miden los pensamientos en una marca? Pues analizando su filosofía, su estrategia comercial y sus verdaderas intenciones. Si mientes en tus actos y tus palabras (la calidad de tu producto o la honradez de tu publicidad) tarde o temprano ese mal karma te será devuelto. Si no trabajas por mejorar día a día tu producto, y no tienes escrúpulos frente a los consumidores, la competencia y la sociedad, sólo lograrás que los demás te traten igual. Los pensamientos son la cultura de empresa. Sus valores reales. Su «Misión y Visión» en los típicos términos de gestión empresarial. ¿Estás enfocado a solucionar problemas o a crearlos? ¿Buscas productos duraderos con rentabilidad a largo plazo o te conformas con negocios efímeros de alta y rápida rentabilidad? Tal vez puedas engañar durante un tiempo, pero no eternamente. Tarde o temprano, volverás a nacer y recibirás el fruto de tu karma.
Piensa en cada nuevo lanzamiento como una nueva vida.
Si tu marca vendiera un solo producto, y este fuera una commodity o un bien de primera necesidad exclusivo de tu compañía, tal vez, sólo tal vez, podrías olvidarte del karma comercial y pensar sólo en el presente. Pero para las marcas, cada nuevo producto, cada lanzamiento, cada aplicación de gama, es una nueva vida.
Si tus actos, palabras y pensamientos con tu catálogo actual no ha tenido en cuenta esa vida futura, cuando llegue será tarde.
Si te has posicionado como el más barato a costa de la calidad o el servicio, no podrás reencarnarte en un producto premium aspiracional. Si eras el más selecto pero elitista, será complicado que te crean tratando de ser popular en gran consumo. Si has despreciado a tus clientes, has tenido problemas de distribución… todo lo que hayas hecho en tu vida anterior estará formando parte de la «mochila» de tu marca. Así que si quieres asegurarte una vida placentera en el futuro, recuerda cuidar las cosas en el presente, asegurarte de cambiar tu mentalidad y forma de trabajo actual, antes de intentar crecer. Y recuerda que el Karma es parecido a la inercia. Tu proceder genera una tendencia que se acaba repitiendo y convirtiendo en la esencia de tu ser. Intenta hacer siempre las cosas bien, mejor cada día, y acabará siendo tu naturaleza. Y dicen los gurús, que los beneficios de esa actitud pueden llegar a disfrutarse en la vida actual siempre y cuando se realicen muchas, muchas buenas acciones en ésta.
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