En nuestro afán por dar a conocer nuestra marca y posicionarla como la mejor en nuestro giro, la queremos ver por todas partes y queremos que todo mundo la vea para que se enamore de ella. A veces resultamos ser como aquél pretendiente empalagoso que manda mensajes melosos para conquistar a la atractiva mujer. Pero esa estrategia fracasa la mayoría de las veces. Ese delicado mercado que resulta tan bello y valioso para las empresas tiene varios pretendientes y claro que se irá con el mejor postor, pero no necesariamente con aquél que quiera entrar a la fuerza. En internet se está cometiendo el mismo error que se cometió en radio, televisión y revistas: la invasión. Montones de banners molestos que impiden ver el contenido del sitio, los odiosos cortos comerciales antes de comenzar un video en Youtube, las ventanas que aparecen de la nada cuando entras a un sitio, correos y boletines de información, y muchos más están molestando a los usuarios de internet. Recordemos que la estrategia de atacar por el frente en la guerra no era tan buena. Probemos el flanqueo. Ya no saturemos al mercado porque podemos terminar siendo odiados. Por favor, colegas ¡más sutileza!
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