He tenido muchos clientes pertenecientes al mundo de la política. He sido redactor para varios políticos, y hoy quiero compartir con mis alumnos mi experiencia. Iniciemos la clase planteando una tesis: ¿cuál es el fundamento de la política? La filosofía. ¿De qué trata la filosofía? De ideas «sistematizadas», llamadas «ideologías». Tomemos un texto del clásico Abraham Moles y leámoslo en voz alta, pues sólo leyendo en voz alta se captan los silencios, es decir, la parte más importante de un mensaje o discurso, la parte o espacio que nos da tiempo para interpretar o para descifrar. El texto se llama `El muro de la comunicación´, texto que extraje de un libro dificilísimo de encontrar y que vive en mi biblioteca «oculta» (risas, por favor). Vayamos a la parte final del texto, en la que hay tres preguntas muy bien planteadas. Aquí las preguntas: ¿Qué se quiere hacer cuando se puede hacer todo? ¿Qué se quiere ver cuando se puede ver todo? ¿Qué se quiere conservar cuando se puede conservar todo? Como la comunicación trata del hombre, la comunicación trata de la antropología. Y Kant, que pensó mucho en la antropología, se hizo las siguientes preguntas, que son, «casualmente», muy parecidas a las de Moles, quien estudió, no se olvide nunca, nunca, un doctorado en Filosofía. Aquí las preguntas: ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo conocer? ¿Quién soy o qué es perdurable en mí? ¿Qué debo esperar? Moles no hace la cuarta pregunta, pregunta que nosotros trataremos de responder con el texto de Moles. Vayamos hacia atrás en el texto. Según Moles hay dos tipos de mensajes: semiológicos y morfológicos. Los semiológicos son mensajes denotados, fáciles de interpretar («Hola, ¿está la luz prendida?). Los morfológicos, por su parte, son connotados («Si es real la luz blanca de esta lámpara, real la mano que escribe, ¿son reales los ojos que miran lo escrito?», dice un poema de Paz). Hoy, que todo se puede hacer gracias a las comunicaciones, ¿qué podemos hacer para que nuestros mensajes lleguen a la lejanía y, sobre todo, a la cercanía, que también está atascada de mensajes, pues todos estamos cerca de todos ahora? Cito a Moles: «La ciencia de las comunicaciones se apoya fundamentalmente en el `análisis del continente´, es decir, en la colocación entre paréntesis del contenido». Bueno, esta afirmación me recuerda otra vez el poema de Paz: «De una palabra a la otra/ lo que digo de desvanece. Yo sé que estoy vivo/ entre dos paréntesis». El `análisis del continente´ nos dice que todas las personas tenemos tres dimensiones (según mi experiencia aplicando el OTL): muro (Facebook, Twitter, etc.), piel (información) y psicología (insight o clic-sight). Enrique Serna, en `Letras Libres´, al hablar sobre las Redes Sociales, comentó: «Para estar segura de que un hombre se quiere comprometer seriamente con ellas, las desconfiadas muchachas de hoy le exigen una declaración de amor en el muro al que tienen acceso todos sus amigos y conocidos, pues no se fían de los cortejos en privado. Esto coloca al galán en un difícil predicamento: si no acepta la exigencia pierde a la muchacha, pero si la complace puede hacer enojar a otras amantes, o peor aún, exponerse a que, por despecho, lo delaten con su nueva conquista». Ríos de información, ríos de problemas, parece.
Foto cortesía de Fotolia.
La postura del galán nos hace referirnos a Moles, que habla sobre `dipolos´. Todos somos, al mismo tiempo, emisores y receptores, es decir, tenemos dos polos. Todos somos, en las Redes Sociales (si por desventura hemos aceptado a nuestros padres como amigos… risas, por favor), padres e hijos al mismo tiempo, lo cual nos obliga a ser sintéticos, discretos radicalmente. ¿Cómo le digo a una muchacha que me gusta sin parecer, ante mi madre, abuela y mis antiguas novias un «total don Juan» sin sentimientos y memoria? ¿Tendré que abrir sendas cuentas, segmentar mis cuentas? ¿Cómo evito que me pregunten cosas sobre antropología en las Redes Sociales si todos, absolutamente todos han visto que «me gusta» la página dedicada a la antropología que tiene la UNAM? Dilemas, dipolos. Lo bueno es que «de una palabra a la otra lo que digo se desvanece», pues el tiempo elimina lo que hemos dicho con una varita o línea mágica. Pasemos a la «proxémica», que según Moles es la «ciencia de los fenómenos en la que, a igualdad de circunstancias, la importancia disminuye cuando aumenta su distancia al individuo». La «proxémica» estudia las distancias, es decir, analiza los canales o las extremidades de la comunicación. El ATL es una disciplina de la publicidad que usa los sentidos de lo lejano (el oído y la vista), una que grita y que mira con agudeza. El BTL, en cambio, usa los sentidos de lo cercano (tacto, olfato, gusto). Y el OTL es una disciplina que estudia la «gestalt» del continente, del receptor, y todo para estar siempre cerca de la gente. ¿Qué puede percibir el aparato sensorial del receptor? Esto dependerá de la «logósfera» en la que viva el receptor. «La vista ya no es, pues, el acto de un sujeto individual dotado de una facultad de `ver´ que él podría ejercer sea en la atención, sea en la distracción; la vista es el efecto de sus condiciones estructurales, la vista es la relación de reflexión inmanente del campo de la problemática con `sus´ objetos y sus problemas». Tan extraordinario y profundo fragmento textual es parte del `Lire le Capital´, de Louis Althusser. ¿Qué es eso de «condiciones estructurales»? Vamos a responder apoyándonos en Moles. Todo receptor vive en una «ecología de la comunicación». Hay, en todo ecosistema, especies, especies de comunicación (`species mille, ars una´, dicen los estetas o expertos en diseño de la información). En dichos ecosistemas hay comunicación lejana, cercana, cifrada, descifrada, mediata, inmediata, etcétera. Pensemos que los receptores-emisores son como árboles y que los mensajes son como pájaros. ¿Es el pájaro mensaje y canal al mismo tiempo? ¿El pájaro es el canal y su canto el mensaje? Decía Paul Valéry, que por cierto es citado por Moles, que si el pájaro supiera por qué y qué canta no cantaría. Pero sigamos volando sobre este bosque teórico (risas, por favor). Creo que hemos llegado a la cuestión primordial. ¿Es el tono de comunicación parte del mensaje o es sólo un continente para hacer que el mensaje llegue? Pondré un ejemplo. Un mexicano habla con una rusa a través de internet. Él no sabe ruso y ella no sabe castellano, pero ambos saben inglés. Una mirada científica diría que podrán comunicarse porque tienen algo en «común», que es el idioma inglés. Pero una mirada filosófica dirá que no, que no podrán comunicarse porque sólo y únicamente tienen en «común» el idioma inglés. El inglés, entonces, será un «medio», algo que está «en-medio». El idioma será, así, un «medio de comunicación». Pero pasemos a los retos siguientes. Ahora el mexicano tendrá que hablar en inglés ruso, es decir, tendrá que hablar en inglés sobre temáticas rusas, mientras que la rusa tendrá que hablar inglés castellano, un inglés enfocado hacia las temáticas castellanas. Pero hay más. El mexicano tendrá que hablar no nada más en inglés ruso, sino también en inglés ruso entendible para una mujer despierta a las cinco de la mañana y que estudió biología. ¡El mexicano tendrá que hablar inglés ruso crepuscular y molecular! Según Moles tal clase de comunicación será efectiva si la rusa percibe coherencia, sentido, naturalidad en el inglés del mexicano. Cito a Moles: «Hay que hablar pues de `mensaje´ antes de hablar de comunicación, siendo el mensaje un conjunto de estímulos recibibles y descifrables». ¿Recibibles? Sí, el inglés ruso crepuscular y molecular tendrá que ser un inglés ruso crepuscular y molecular entendible, además, a través de una pantalla. Cuando aplico el OTL estudio los ecosistemas de los usuarios, y estudio, en fin, cuál es la combinatoria (`Verbindung´) más adecuada para enviar un mensaje y para recibir respuesta. Es todo por hoy. http://donpalafox.blogspot.mx/
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