Este es un fenómeno que ha surgido como consecuencia de la información que se maneja en la web en todos sus niveles, desde noticieros hasta blogs, twits y toda plataforma donde sea posible el intercambio de ideas. Pero ¿qué ocurre cuando las personas se salen de los estándares de pensamiento? Tan simple como vetarlos. Existen ciertos entes – entes porque puede ser un individuo o un grupo – que se encargan de criticar por criticar con tal de poner en duda la credibilidad de otro ente en web, o simplemente por el amor a la controversia malsana. Estos son los llamados y odiados trolls. Sin embargo, hay ocasiones en las que la gente mite su opinión y es tachada de troll por el pensamiento contrario al de la generalidad. Lo que sucede es que se genera un “código de conducta” en el que las personas son limitadas en sus expresiones. Pero más aún, existen situaciones en las que se prohíbe la difusión de la información por redes sociales (Twitter) para evitar controversias y agresiones en contra de quien emite cierta información. Incluso, por la cantidad de información generada en internet las personas ignoran los contenidos que existen a su alrededor. Y si llegan a leer los contenidos, la mayoría no participa por falta de tiempo o porque cree que sus opiniones no serán tomadas en cuenta. Así que se crea un largo trecho de silencio entre los comunicadores y los receptores. Pero hay otro tipo de silencio generado por redes sociales. Es cuando la información se manipula para cubrir datos verídicos que afectan a terceros o para distorsionar la verdad por placer. Un ejemplo claro es el del inventor del mouse, pues mucho se ha comentado que fue Steve Jobs quien lo hizo. Esto no es verídico; fue Douglas C. Engelbart quien ideo el artefacto. Es una víctima de la silenciación 2.0.
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