Como veíamos anteriormente, las redes sociales tienen un lenguaje propio y Twitter no es una excepción. Para que nuestros tweets sean eficientes, trataremos de aprovechar al máximo los 140 caracteres que podemos publicar: seremos claros y concisos, sin descuidar las formas y mencionando, siempre que sea posible, a la fuente o al protagonista de la información, para captar su atención y tener la posibilidad de abrir una nueva vía de comunicación. Según desarrollábamos en la primera parte de este “manual”, para hacer dichas referencias realizaremos una “mención”, bien introducida por el “vía” o bien integrada en el texto:
No obstante, este lenguaje no es totalmente hermético, por lo que podemos permitirnos ciertas variaciones o informalidades. No debemos caer en el automatismo y, al fin y al cabo, nuestro perfil en una red social no deja de ser un reflejo de nuestra propia personalidad. Como vemos en el ejemplo anterior, podemos utilizar las menciones para recomendar contenidos a otras personas que estén en Twitter. Es una práctica habitual, tampoco es necesario incluir un “mira lo que han publicado”, se puede poner un “CC:”, como cuando mandamos un mail con copia, o incluso nada.
Y, por supuesto, además de usar frases claras y concisas, utilizaremos la terminología correspondiente a nuestro público objetivo (nuestros seguidores o followers), utilizando las palabras clave para atraer a dicho segmento. En este post hemos visto el ABC del lenguaje twittero, pero para conocer lo que Twitter nos permite no sólo como usuarios sino también como empresas, lean ¿Qué aporta Twitter a nuestra PYME? ¡Twittear NO es una pérdida de tiempo!
Comentarios