Artículo sobre Estética. Pintura analizada: «Gran interior en rojo», 1948. Henry Matisse. Lienzo al óleo, 144 x 56 cm. París, Musée d´Art Modern. «Sueño con un arte de equilibro», dijo Henry Matisse. Este francés empezó estudiando derecho y terminó dedicándose a la pintura. ¿Buscaba Matisse el equilibrio, es decir, la justicia? Un conocido principio estético dice: la mesura es lo ético en estética. Pensemos un poquito en el color. El color «es» un pigmento, una zona o cosa (ser) cubierta por un pigmento. ¿Una zona? Sí. No existe el azul y la mesa, sino el azul «de» la mesa. No existe el rojo y la sangre, sino el rojo «de» la sangre. Primera lección: los colores siempre tienen un cuerpo. Esto lo comprendieron de forma excelente los «fauvistas». Estos tipos fueron fervientes y piadosos admiradores de Vincent Van Gogh, que quería oír las conversaciones de las prostitutas y que introdujo su oreja en los burdeles para oír los secretos del placer. Van Gogh contradecía a los filósofos, a los que creían que los cuerpos son los portadores del color. Para nuestro desorejado el color era cuerpo, era sustancia. De aquí que perfeccionara el arte de hacer trazos fuertes con colores fuertes. Los franceses «fauvistas» aprendieron las lecciones de Van Gogh y se volvieron unas «fieras», «fauves». Meditemos sobre el `Gran interior en rojo´, de Henry Matisse, una de las principales figuras de «fauvismo». Meditando en ella sabremos muy bien cómo usar el color y eso a lo que llamamos «composición» o «diseño». Estamos tan acostumbrados a ver los colores asociados con las cosas que cuando vemos verde automáticamente pensamos en hierba, que cuando vemos rojo pensamos en la pasión. La brusca disyunción de los «fauvistas» consistió en disociar el color de las formas. En el cuadro vemos que las paredes son rojas, que el piso es rojo y que una mesa se fusiona al rojo (¿o a la pared?). A pesar del rojo abundante el cuadro nos transmite calma, «equilibrio», como dijo Matisse. ¿Cómo logró el equilibrio el francés? Lo logró echando mano de una simetría bifurcada. La mayor parte de los objetos están cargados en la parte derecha, mientras que el lado izquierdo está menos habitado de cosas. Matisse, para compensar esta asimetría «sustancial», usó la «simetría» pictórica. En el lado izquierdo hay más negro, hay más blanco, colores absolutos o que comunican absolutismo (el blanco es paz y el negro es la presencia de la nada). El negro es «sustancioso», es etéreo, es sólido, y esta solidez colorida hace que nuestros ojos no resientan la leve vaciedad del lugar. ¿Un lugar oscuro está vacío? No, o tal vez sí. En la pintura hay de todo, o casi de todo. En ella vemos flores, alfombras que representan animales y cuadros que representan otros mundos. Imaginemos que el interior es una boca humana, una boca que ha asimilado las cosas del mundo. Para mejorar nuestra comprensión citemos a Paul Valéry: «Nada más original, nada más propio que nutrirse de los otros. Pero es necesario digerirlos. El león está hecho de cordero asimilado». Matisse matizó sus pinturas con sus alimentos. Los alimentos del artista son las percepciones, que son tragadas por sus sentidos, que son más poderosos en los artistas que en la gente común y corriente (Henry James). Edgar Allan Poe usaba los colores para mejorar la narrativa de sus cuentos y para excitar la imaginación de sus lectores. Y mientras un escritor usa el color para describir, un pintor usa la «gramática de los colores» para pintar, citando a Wittgenstein. En la pintura vemos dos mesas. Una de ellas es como de puros electrones, y la otra es como de verdad, como de uso cotidiano. Matisse aprendió el simbolismo de Moreau, que era amante de la semiología colorida, o mejor dicho, enemigo del naturalismo, que persiste en hacer que la hierba sea verde y que insiste en que la pasión sea roja. Algún día la naturaleza cambiará sus modas. Pero si no lo hace, nosotros podemos imaginar el mundo como queramos. Aldous Huxley, que fue un gran crítico de arte, escribió lo siguiente en un gran artículo, en uno llamado `Breughel´, de su libro `Along the Road´. Habla Huxley: «La moda cambia y los puntos de vista de los críticos del arte varían con ella. En el momento presente está de moda creer en la forma con exclusión del tema. La gente joven se desmaya casi por el exceso de emoción estética frente a un Matisse». Recordemos que el objetivo del diseño es ayudar al hombre a darle orden al mundo. El `Gran interior en rojo´ recuerda un texto de De Quincey: «A mode of truth, not of truth coherent and central, but angular and splintered». Buen día, Comunidad Roastbrief.
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