Goethe distinguía colores químicos, físicos y ambientales, mientras que Newton con todos los colores «el blanco hizo». Los colores son mensajes, son intenciones, son alegorías, y cada sociedad tiene sus propias maneras para transmitir eso a lo que llaman «amor» y que no sabemos por qué está cazado con el rojo, que siempre está en los peores lugares. Es importante tener claro que cuando nos vestimos deseamos actuar o imitar a cual o tal personaje (ver `El Ser y la Nada´). Nos vestimos según nuestras necesidades de clase, o mejor y más verídico, nos vestimos según las posibilidades que nos ofrece nuestra clase social. El análisis fotográfico sirve para que los antropólogos comprendan la cultura, desde su aspecto ético hasta su aspecto técnico. ¿Alguien que siempre usa en la parte inferior del cuerpo colores oscuros cree que son las piernas el soporte de la existencia? ¿Alguien que siempre usa en la parte superior del cuerpo rayas o cuadros, cree que nuestros movimientos deben ser mecánicos? Mientras sea el inconsciente el que hable no podremos afirmar nada. El OTL sirve para analizar el color de las fotografías que las personas pregonan en público, pues retrotrae desde el interior del lenguaje ciertas categorías intelectuales que usamos sin saberlo. Dice Wittgenstein: «El espacio del color, e.g., queda representado de manera aproximada por el octaedro con los colores puros en los vértices. Y es ésta una representación gramatical, no una psicológica». Hemos dicho «representación gramatical», no «psicológica». Esto significa que la gente se viste según ciertas reglas sociales y no según su estado de ánimo. Las representaciones mentales son arbitrarias (son una mezcla caótica de imágenes, signos y movimientos), no naturalistas, y una prueba de ello es el cine sonoro, en donde el marrón significaba «día» y el verde azulado significaba «noche». Cuando la gente se viste de rojo o de azul no quiere representar dichos colores, pero sí quiere representar actitudes, personalidades. La personalidad se forma en el contacto ambiental, lo cual se traduce en que la personalidad también es un asunto gramatical («decir que en tales y cuales circunstancias se puede tener (digamos) una post-imagen roja es un asunto de psicología», sostiene Wittgenstein). Aprender la palabra «rojo» no significa aprehender el «rojo» con la retina. La retina es como un octaedro defectuoso. Una fotografía es un espejo, es una proyección social. Nos tomamos fotos no cuando nos vemos bien, sino cuando no nos vemos, es decir, cuando lucimos acordes con el ambiente. Traigo a la memoria un pasaje de `Tlön, Uqbar, Orbis Tertius´: «Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres». Cuando las imágenes exteriores son múltiples nuestro ojo no alcanza a codificar todo lo que recibe, pero sí elimina muchas cosas. Nuestra percepción es sensorial, no gramatical, y por eso no tenemos representaciones claras o perspicuas de lo que observamos. El OTL, mediante técnicas lingüísticas, descifra los secretos culturales de las sociedades. Sin teorías del lenguaje nuestras conjeturas son una «gracia sin visión» o una «visión sin gracia», como escribió Kraus (Kraus parafrasea Kant).
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