Artículo sobre Estética. Corriente analizada: Action Painting. Improvisar, eso es lo que tenemos que hacer todos los días y casi en todas las situaciones. Decía Goethe: «¿Cómo es posible conocerse a sí mismo? Nunca mediante la contemplación, sino mediante la acción». Hermosa Máxima 441. Muchos creen que la «action painting» fue un movimiento totalmente nuevo, pero no es así. La «action painting» fue prefigurada, tal vez, por el `Sturm und Drang´, que abogaba por las obras de arte nacidas en la tormenta romántica, lírica, onírica. Según los alemanes de los tiempos de Schiller el artista descarga su energía a través de la punta de los dedos. La «action painting», por su parte, afirma que la energía creativa sale por todo el cuerpo. Rememoremos. Corría la posguerra y muchos parisinos se fueron a Nueva York. En la Cedar Tavern se congregaban poetas y pintores para intercambiar ideas. Neoyorquinos y parisinos llegaron a esta conclusión: la música y la pintura se parecen mucho. Éste fue uno de los pareceres de W. Kandinsky. Según Pater la música es el arte más objetivo. ¿Prueba? La música puede recorrer el mundo con gracia y facilidad. La música de Wagner quiso ser religión y todos lo entendimos así, lo entendimos aunque seamos de Monterrey, de Buenos Aires, de Tokio o de Roma. Un pensador antiguo dijo lo siguiente (Simónides de Ceos): una pintura es un poema mudo, y un poema es una pintura que nos habla. Miremos la `Improvisación onírica´ de Kandinsky, pero mirémosla de lejos. ¿Por qué de lejos? Dos de nuestros cinco sentidos sirven para percibir lo lejano, a saber: el oído y la vista. La música se oye, y por eso la música nos transporta a las lejanías, a «los largos caminos que invitan a ir lejos para no volver», como dijo la hermosa Ibarbourou. Como toda «action painting», la pintura de Kandinsky no debe ser meditada por sus detalles, sino por su energía. El pintor de este cuadro buscó tres cosas, según las reglas instauradas en la Cedar Tavern: transmitir la energía del pintor, dejar a la vista el proceso de pintado y eliminar lo superfluo.
Nada de mampostería, nada de sobra, nada de mentiras, nada de maquillajes: pura energía. Sería una pérdida de tiempo hablar sobre los trazos del lienzo, pero no sobre los colores, que son reflexiones de la luz. Cuando soñamos, vivimos, como dijo Calderón de la Barca. Un sueño es una experiencia, una expresión, pero una «expresión abstracta». Digamos que cuando soñamos nos miramos y contemplamos nuestro otro «yo» (aceptemos la trilogía de Freud: Es, Ich y ÜberIch). La grandeza de los espíritus creativos consiste en saber captar con palabras, imágenes y sonidos lo que apenas entrevén en su espíritu, según el parecer de Valéry. Pero oigamos al bardo Walt Whitman: «El gran poeta absorbe la identidad de otros y la experiencia de otros, que se definen por él o en él». Esta necesidad de absorción no estaba satisfecha en los hiperactivos pintores. Pintar conlleva algo más. ¿Por qué no exaltar el mero acto de pintar y por qué no hacer del acto creativo una danza? Estos alocados hombres, como Pollock, empezaron a pintar bebidos, bailando y escuchando Jazz, que es «action music». De este modo ellos rompieron con la educación, con lo burgués, con lo tradicional. Lo único que puede hacer un hombre con una tradición es modificarla, según un axioma de Borges. Fuera ropas, fuera retoques y dejemos escurrir las pinturas, y dejemos que se noten las lágrimas de nuestra obra, lágrimas hechas gotas de colores. Dejemos que lo gravoso, que la gravedad haga su trabajo, que lo onírico haga su labor aventurera, descubriendo caminos hacia abajo, o mejor aún, hacia nuestro interior. Todas las pinturas de acción pretenden darle forma al caos que llevamos dentro. Ginsberg escribió un poema llamado `Howl´, uno que dice así:
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió su cráneo de un hachazo y devoró sus cerebros y su imaginación?
Estas esfinges fueron los rascacielos, la guerra, la violencia, el racismo, la moral rígida, el costumbrismo, el estatismo, la política, la pobreza y el exilio. Cuando nos quieren acallar políticamente, podemos expresarnos con pinturas, con poesías mudas, como dijo Simónides. Cuando los espacios públicos están restringidos y prohíben que proyectemos nuestra onírica existencia podemos hablar, susurrar, escribir irreverentemente. ¿Cuál es el equivalente de la «action painting» en la literatura? La elocuencia. Seamos un «animal loquax», un «animal ridens» o riente. Los grandes poetas como Browning podían explotar sus sentimientos sin perder el control sobre sus rimas. Browning encontraba analogías sonoras y rimaba cosas de esta laya: `monkey-one hey´, `person-her son´, `paddock-ad hoc´, `circle-work ill´, `sky-am I´, `Balkis-small kiss´, `pardon-hard on´, `kitchen-rich in´, `issue-wish you´, `insipid ease-Euripides´. Convirtamos nuestros calvarios en temas, nuestras lágrimas en gemas y las injurias recibidas en una canción, como dijo un poeta peruano. Buen día, Comunidad Roastbrief.
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