Creatividad. Solemos pensar que únicamente los artistas, los escritores, los pintores son dignos de utilizar esta palabra. Que sólo estas personas son responsables de cuidarla. Sin embargo, sabemos que para el éxito de cualquier empresa se debe funcionar como un solo sistema que opera en un mismo sentido, hacia el mismo objetivo, compartiendo ideales, valores, altas y bajas. Podríamos decir que funciona como un matrimonio moderno donde todos participan y comparten las responsabilidades del hogar. Por esto es importante que todos cuiden la creatividad dentro de la empresa. Los CEO’s cuidan los números, se preocupan por que no bajen, al menos claro que sean costos. Pero, ¿qué garantiza las ventas de un producto? ¿Qué provoca en las personas ese sentimiento de “lo debo tener y ya”? Obviamente la mercadotecnia y la publicidad. La utilidad y calidad de los productos en la época actual de pronto se vuelven secundarias. Ese tema se vuelve algo delicado y se debe tener en mente la ética profesional. Cada día somos bombardeados con anuncios, desde que despertamos y checamos Facebook; cuando prendemos la tele, donde hasta pareciera que el mismo noticiero tiene algo que vendernos; de ahí hasta el último instante de la noche antes de dormir. Siempre hay algo nuevo, una versión mejorada de algún dispositivo móvil, televisión e incluso la ropa. Las modas, las tendencias cambian se adaptan a las necesidades del cliente. ¿O será que el cliente se adapta a lo que ofrece el mercado? Ahí el poder de las imágenes, de las palabras… ¡de la creatividad! Por esto todos debemos cuidarla, fomentarla y protegerla. Claro está que en manos de los profesionales; sin embargo, los directivos deben también preocuparse por ella. Si el famoso “Cerebro” de Pinky y Cerebro iba a conquistar el mundo, debió haber sido con una buena campaña publicitaria. ¿Qué haremos hoy? Lo mismo que hacemos todas las noches… ¡Tratar de conquistar al mundo! Con creatividad.
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