Pues nada, aquí, que ahora todos somos agencias de publicidad. No es que nos pongamos especiales con el nombrecito, pero ayer que fui a sacar unas copias, resulta que también te imprimen 1000 flyers y te crean la imagen para tu instituto, changarro, puesto del mercado o empresa transnacional. Vi el logo que le crearon a una amiga que tenía un negocio de análisis clínicos, estaba súper padre, eran tres puntitos que nunca supimos qué significaban, pero se parecía al de la tienda de abarrotes de la esquina, que también se lo hicieron por aquí. Irónico, pero esto de la publicidad parece una cosa bien fácil y ahora que se ha vuelto popular como al nivel Hollywood, todos quieren hacer uso de ella con una impresora multifuncional y una computadora de última generación. Las universidades contribuyen a licenciar publicistas sin vocación y sin las capacidades necesarias que requiere esta labor, haciendo creer al público que con un título académico van a liberar tanta creatividad, como empresas requerirán de sus servicios. Es cierto, existe una creciente necesidad social de la producción de publicidad, en nuestro país las MiPyMES, que representan gran parte del producto interno, tienen la opción de generar ese espacio de reconocimiento que, además de hacerlas crecer, puede ponerlas en competencia con grandes empresas internacionales…y todo gracias a la buena gestión de la publicidad y la mercadotecnia. Las mejores agencias de publicidad han sabido ver dónde está el meollo del asunto, pues además de adscribirse a los mejores diseñadores, comunicadores, mercadólogos, etc., buscan los contratos más jugosos, se rodean de un entorno de relaciones públicas saludable, cumplen con lo que prometen y, sobre todo, se hacen a sí mismas, buenas campañas de publicidad. Vicisitudes sin sentido Además de las condiciones externas, también existen muchas problemáticas de tipo organizacional que se presentan en una agencia de publicidad. Las disputas del ego son una cantaleta recurrente, no basta con que nos azote la irascible pesadez del trabajo rutinario, se le suman los clásicos hubiera: “mi concepto creativo lo hubiera hecho mejor”, “esa idea hubiera representado con precisión a una marca de calcetines” y mi favorito, “te hubiéramos pagado unos días antes, si el copy hubiera estado a tiempo”. Es por ello que la agencias de publicidad responden a estos bloqueos estructurales y mentales, con un ambiente más relajado, donde se tenga todo al alcance; con seguridad ya han visto en fotografías cómo son las instalaciones de Google o Facebook. En nuestro país esto se intenta emular asumiendo que, el encierro cuasi carcelario de las oficinas, anega la creatividad. Aunque para la cultura mexicana, esto parece no tener sentido pues al final el trabajo se tiene que hacer y se le considera un gasto extra; pregúntense por qué las grandes empresas contratan a gente del extranjero para que resuelvan sus problemas de mercadotecnia; simple y sencillamente porque la preparación que tienen esas agencias de publicidad-copiadoras, no proporcionan la misma seguridad que una organización estable y relajada, pero al mismo tiempo confiable y precisa. Vean la respuesta que hace el partido tricolor a la publicidad agresiva de “No cumple”, estratégicamente son mejores por la experiencia que tuvieron en la campaña de Obama. Ni siquiera hemos escuchado hablar de ellos por que su trabajo no tiene que ver con que se sepa que existen, sino con que tal o cual personaje gane las elecciones. Con seguridad se darán cuenta que ellos no les venden flyers por millar, pero también están sujetos a las mismas vicisitudes sin sentido, que todos los que tenemos por vocación el publicitar.
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