No postee, no twitee, no ponga bots en redes, no haga mailing sin sentido, no deje recados en el tablero que nadie lee, no cumpla con informar…comuníquese y pare de sufrir. Los paganos de las otras congregaciones le dirán que comunicarse no es tan mainstream como parece, que sigamos haciendo las cosas a la vieja usanza y adoremos a los dioses del soliloquio y el monologuismo; pero nosotros, debemos creer en la verdad relativa pues de la comunicación se hila el tamiz que compone la puerta de Hermes. Así es hermanos, nosotros, los feligreses de las organizaciones, del marketing y la publicidad, bien sabemos que el comunicarse es el as en nuestro juego de cartas; que un lugar bien informado, donde todos conocen el porqué de las decisiones, motiva más que el encubrimiento y el subterfugio. Dejemos que los legos y los apóstatas, desconozcan la poderosa arma de la comunicación, ¡ay de ellos que se quemarán en los dolosos mares de la confusión! De cierto les digo: comuniquémonos y crezcamos para siempre. De esta manera podemos seguir hablando de los grandes problemas que aquejan a las organizaciones, que no siempre responden a los cambios súperestructurales de la economía global o de la noósfera del conocimiento, sino al pequeño percance, y gran distanciamiento, en que el gerente de planeación tuvo conflictos con el de finanzas; en el que se le indicó al departamento de Ramírez que tenía que entregar los documentos fiscales, pero no hubo respuesta; es decir, en lo llano y cotidiano es donde se muestra la carencia de gestión comunicativa en las empresas. En una investigación realizada el año pasado, se determinó que más de la mitad de las organizaciones en nuestro país, no cuenta con un gerente que administre la comunicación interna, es más, en muchas de ellas ni siquiera existe un puesto específico que se encargue de la actividad; los problemas que se suscitan generalmente los resuelve el área de recursos humanos -como muchos otros-, carga que supera sus límites operativos. Por otro lado, es el área de marketing a quien se delega la comunicación externa, sin asumir la interpenetración que existe entro el sistema y su entorno, que precisa de un trato más completo en cuestión de comprensión organizacional. Esto nos lleva a pensar que existen mínimos requerimientos de comunicación, que todas las empresas deben cumplir para mejorar sus procesos internos: 1. La palabra es el verbo. Esto es, que la comunicación es un intangible de alta importancia que precisa de un encargado entrenado en distintas disciplinas, pero sobre todo que comprenda que las comunicaciones en las organizaciones constituyen redes, por tanto, alterar o tematizar algo significa crear cultura interna. 2. El dogma necesita transformarse. Si las organizaciones viven del intercambio con los públicos internos y externos, desatender el tema de la comunicación minimiza el extenso potencial que se tiene acumulado en capital de imagen; esto ya no es un lujo de las grandes organizaciones, sino una exigencia para todas. Paremos de sufrir y atendamos a la palabra, que esta nueva religión nos llama a combinar las herramientas de la ciencia para hacer mejores a las organizaciones, y a nuestra vida si se quiere. Las redes sociales, los nuevos medios, son una oportunidad entre tantas otras, pues la innovación tecnológica no se ha dado sólo en términos de instrumentos -celulares, computadoras, etc.-, sino en conocimiento, en descubrimientos que pueden aplicarse en lo más cotidiano que se nos ocurra, como el entender porqué nos siguen enviando mensajes que nunca contestaremos. Dixit.
Comentarios