Hemos tenido la oportunidad de realizar algunos análisis del clima y de la cultura organizacional en algunas empresas. Ciertas corporaciones, solícitas y necesitadas, se quejan del mal comportamiento de su personal. Más allá de políticas, normas, reglas o códigos éticos, hacen falta hábitos corteses para trabajar a gusto. El señor Simmel, en un famoso ensayo, dijo que el metropolitano pierde personalidad, sensibilidad y responsabilidad. Bueno, pues estos fenómenos se inoculan en las empresas. Los efectos causados por estos problemas son muy costosos y dañinos. Las personas entran en ralentí, las órdenes se distorsionan y los procesos se obstaculizan. Les compartimos cinco buenos hábitos para mejorar el ambiente de su empresa o de su agencia de publicidad. 1- Comparta la información, pero no genere altas expectativas en balde. Tampoco exagere las malas noticias. El vaso no está medio lleno y no está medio vacío: el vaso está a la mitad. Seamos objetivos, es decir, prudentes. 2- Salude a su personal con furor y reconozca sus hazañas. Las empresas, sin gente, no existen. Reconozca los méritos públicamente y reprenda en privado. 3- No implante eslóganes, rituales, lemas o códigos, pues las personas no son máquinas y juntas no constituyen un equipo de fútbol. Mejor sea concreto, es decir, motive con premios concretos. Este consejo, dado por el gran Deming, funciona. No pensemos en equipos igualitarios. Pensemos en grupos de alto rendimiento, en grupos especiales para proyectos especiales. La automatización, recuérdelo, aturde. 4- Rompa el «techo de cristal» y comunique cuáles son los procedimientos para ascender, para ganar más dinero y para capacitarse en la empresa. Las burocracias, los laberínticos caminos de las corporaciones, intimidan y confunden. 5- Permita que su personal genere invenciones, modelos de trabajo novedosos, procesos ingeniosos o cualquier cosa. Los grandes genios se van de las empresas porque no se sienten comprendidos o porque se sienten agobiados. Buen día, Comunidad Roastbrief.
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