El humor es una de las formas más factibles para causar un impacto en el público al hacer un comercial. Un comercial realmente chistoso será sin duda un tema de conversación entre las personas que ya lo vieron o escucharon, sin importar su edad o género. Por esta razón, muchas agencias y marcas se han dedicado a lanzar campañas que tienen como objetivo el generar la risa de su público meta. Muchas veces el concepto creativo ni siquiera tiene que ver directamente con algún beneficio o cualidad del producto o servicio en cuestión. Lo que parece ser más importante es que genere un impacto en la gente. Y eso puede ser algo cierto. Todos sabemos que han existido campañas muy buenas en cuanto a la creatividad o al humor que se encontraba en ellas y que por la misma razón, todos hablaban de la misma. Pero, ¿esto es suficiente para decir que esa campaña fue realmente exitosa? Desde luego la respuesta es NO. Si el objetivo de esa campaña es el dar conocer la marca, podría ser que se considere una campaña exitosa, pero generalmente los objetivos son mucho más ambiciosos. El problema del humor en la publicidad es que la gente habla mucho sobre “el chiste”, pero muchas veces ni siquiera recuerdan la marca o el producto que se anuncia. Éste es el verdadero problema. En Roastbrief hemos hablado sobre la diferencia entre ser ocurrentes y creativos y ese es el centro del problema. Decir un buen chiste es una ocurrencia que tiene un gran impacto, pero para que ese impacto tenga los resultados deseados se necesita una estrategia creativa. Así que no basta con hacer un comercial chistoso: es sumamente importante lograr fijar en la mente el producto o lo que sea que se quiera fijar. Esto provocará que en lugar de que hablen sobre el changuito bailando en calzones, hablarán sobre el changuito de “x” marca bailando en calzones. Esta diferencia entre un comercial ocurrente y un comercial creativo es la que diferencia de una agencia de otra.
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