[yframe url=’http://www.youtube.com/watch?v=tiafbZm01ns&feature=related’] 10 de cada muchas personas desean que la publicidad de los productos que consumen sea divertida. Esto signi?ca un cambio drástico para la forma en cómo ofertan bienes y servicios las empresas, pues implica que Platanito tiene más oportunidad de conseguir un empleo como director creativo, que un estudiante preparado en las tierras de Saurón y la Business School of Harvard. Tomando un poco en serio el asunto, sólo un poco, el entretenimiento se vuelve una exigencia consistente, síntoma de ello es la creciente oferta sobre publicidad de contenido y la famosa Storytelling. Ejemplos y asociaciones claras con marcas los tenemos en aquellas comunicaciones comerciales que cuentan una historia, como Coca Cola con la vida interna de las máquinas expendedoras en las que existía un microuniverso, o la ya conocida línea de comerciales de galletas Emperador. Las grandes urbes, en tanto que posibilitadoras de relaciones sociales, son fábricas productoras de interacciones en el entretenimiento y la diversión: desde obras de teatro (¿divertidas?) hasta partidos internacionales de fútbol. Ha sido tan poderosa la manifestación de esta doble hélice genética de las ciudades, que empezamos a organizar tanto instituciones como a nuestra arquitectura en torno ellas, en Puebla no sólo tenemos el estadio de fútbol con equipo, tenemos teatros, complejos culturales. plazas, cines y cada invierno, el gobierno de la ciudad pone la pista de hielo frente a Plaza Dorada. Es así que si una marca quiere triunfar tiene que crear una mitología alrededor de sus productos y asociarla a una materialización concreta, además, estos aspectos comunicativos deben incluir los valores, la ?losofía de la empresa y el tema de la responsabilidad social; tales criterios deben estar alineados en todo concepto creativo y categorizados-emitidos en cada spot publicitario y relación pública. Aunado a tal orientación, hay que hacerlos divertidos y que cuenten una historia. No parece fácil pues ahora la creación de publicidad requiere, además de avezados publicistas, constructores de conceptos creativos y mercadólogos; a una nueva estirpe de escritores, guionistas, comunicólogos, que trabajen interdisciplinariamente -sin bebidas ni alucinógenos-, en la construcción de la imagen de las organizaciones, a través de la publicidad divertida. Las empresas que se mantienen a la vanguardia de la investigación de mercados y del reconocimiento de las nuevas tendencias de la imagen, han logrado leer perfectamente las condiciones y lineamientos actuales de la diversión, el entretenimiento y los contenidos comerciales con historia. Máxime, no a todas las marcas conviene mezclar estos tres ámbitos, pues muchas conllevan un tipo de personalidad distinta a la que tiene que ver con la diversión y se presentan como serias -con cierta so?sticación-, cuestión que no las exime de contar historias, como sucede en los comerciales del Palacio de Hierro. ¿Qué es lo recomendable? Utilizar elementos culturalmente coloquiales que tienen que ver con la cualidad de hombre o mujer, como lo hace Tecate; asociar nuestras marcas a una genealogía mítica, como lo hace Nike con sus comerciales de Fútbol; explorar ese amplio mundo de la diversión y el entretenimiento que constituyen los dos centros conceptuales más importantes de nuestras comunicaciones comerciales. Para nosotros los publicistas, mercadólogos y comunicólogos, aprender a tomarnos la vida menos en serio y más en broma, lo cual no nos exime de la responsabilidad de cumplir con nuestros compromisos; pero sí nos exige adentrarnos en esa esfera de la creatividad que es cercenada en nuestros primeros años de educación y que tenemos que aprender a recrear, bueno los chilangos no. Imagen cortesía de iStock
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