El marketing electoral es una herramienta de la mercadotecnia política que se utiliza únicamente en temporada de elecciones, y debido a la etapa por la que estamos pasando, se hablará un poco del tema, especialmente sobre el posicionamiento de un candidato. Es necesario que el candidato sepa dónde está parado; se recomienda hacer un sondeo para saber si la gente lo ubica auditivamente, es decir, que cuando le preguntes por él sepan de quién se trata. Hay que saber cómo lo percibe la gente; puede ser que el 80% de la población sepa quién es, pero que tengan una mala imagen de él y esto no es muy favorable, porque aunque conocen al candidato, no es de su agrado. Otra opción es, que si lo conocen, les agrade y les inspire confianza; y por supuesto esto sí representa una ventaja para el candidato, ya que los recursos con los que cuenta puede destinarlos a un sector diferente. Aquí hay un punto que aclarar: la gente puede conocer al candidato, le puede agradar, lo puede ubicar perfectamente pero, ¿votaría por él? Y es que es algo difícil de saber. No porque un candidato tenga un millón de seguidores en Twitter y su contrincante medio millón, le garantiza que ganará las elecciones. Aquí entra otro tema importante, el buen uso del timing electoral o administración de recursos. Si uno sabe administrar bien sus recursos -y a recursos me refiero a todo en general, volantes, pancartas, mitins, debates y todo lo necesario para generar una campaña-, esto ayudará a que el candidato llegue con la mayor fuerza posible al momento de las elecciones. Es necesario, como se mencionó en un principio, posicionar al candidato de manera positiva, que su propuesta sea clara y la dé a conocer con tiempo; y por último, está la petición del voto, que es la etapa final y claro, la más decisiva. Por último, no queda más que decir que en las próximas elecciones gane el menos peor, aunque claro está que habrá diferentes opiniones. Buen día, Comunidad Roastbrief.
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