Desde la cabeza se le lanzan órdenes al cuerpo. Pues lo mismo sucede con los anuncios. Un encabezado, un titular, tiene una misión: llamar la Atención. El viejo método de venta, llamado AIDA, sirve para que los publicistas, determinen si un anuncio, está bien hecho. La cabeza del anuncio, tiene que llamar la Atención. Por eso, estos textos tienen que ser, sobre todo, frases hechas. El ojo, en publicidad, no lee, pero sí observa. Una frase hecha, como un proverbio o como un refrán, es una silueta y es fácil de percibir para el ojo. El arte o el gráfico, tiene que provocar el Interés. Recuerde que la imagen, es el refuerzo del texto y toda imagen publicitaria, tiene que ser atractiva, es decir, tiene que cumplir con las 4 C´s de la persuasión, que son la Congruencia con el concepto creativo, la Continuidad o armonía estética, la Coherencia en la retórica visual y la Credibilidad o naturalidad de los movimientos de lo que se observa. Si algo falta, la cadena de valor del anuncio, deja de funcionar. El texto del anuncio, tiene que producir un Deseo. Hay que hablar, en primer lugar, sobre los atributos intangibles e ir pasando, poco a poco, hasta lo real. Por ejemplo, en las técnicas de negociación, se recomienda que siempre se hable del precio hasta el final. Hay que aderezar nuestros copys con verbos y con calificativos sutiles, evitando la exageración. Y por último, la información mandatoria, tiene que facilitar la Acción. Pregúntese, al finalizar el anuncio, si tal anuncio responde a las seis preguntas básicas de la comunicación: ¿Quién habla? Emisor, marca, portavoz, testimonial, institución. ¿Qué se dice? Mensaje único, atributos, ventajas. ¿Cómo se dice? Tono, estilo, redacción, palabras de enfoque. ¿Cuándo comprar? Temporada, hora de uso, promociones. ¿En dónde puedo comprar? Punto de venta, página, canal indirecto. ¿Por qué tengo que comprar? Reason Why, USP, Insight. Diviértase y recuerde que un gráfico, es un texto mudo y que un copy, es un gráfico que habla.
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