El brief, más que un documento aburrido, tiene que ser una inspiración. Cuando leemos lo que el departamento de planeación nos envía, tenemos que imaginar que estamos leyendo una novela o un cuento. No tenemos Target. No podemos pensar en masas. Lo mejor, es darle una personalidad y un nombre a nuestro Mercado Meta. No le hablamos a jóvenes de veinte años. Mejor, vamos a hablarle a Nicolás. El planner o el encargado de darle orden a la lluvia de ideas, el que embotella la lluvia para venderla en paquetes publicitarios, el que hace que el cliente tenga sed, tiene que escribir con belleza. Muchos planeadores, con espíritu de copywriter y con imaginación de diseñador, logran redactar tales reportes sobre el consumidor, que a uno no le queda otra cosa por hacer que suspirar. Y es que describen con tanto amor al público, que parece que hablan de su familia. Hablan con tanta pasión sobre los atributos de la marca, que parece que ellos mismos la crearon. Defienden con tanta emoción su plan de medios, que pareciera que es el plan para el futuro de la humanidad. Cuando todos los planeadores describan a Nicolás como lo haría un escritor y cuando todos los copywriters planifiquen sus textos como planificarían el futuro de Nicolás, justo ese día, estaremos trabajando en armonía.
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