Los diseñadores, somos complicados una vez que descubrimos que la estética y las técnicas de representación visual, tienen una razón de ser, y lo somos aún más cuando nos hemos dado cuenta que para comunicar una idea por medio de grafismos, además de ser racionales, debemos ser simples, claros, sintéticos y funcionales en el tratamiento de la forma. En ocasiones, nuestros diseños se asfixian y necesitamos eliminar partes sobrantes, reducir el exceso de color y omitir elementos geométricos o tipográficos; para ello recurrimos a la simplicidad. La simplicidad en el diseño se ha convertido en un recurso infalible de comunicación, con ella tenemos la seguridad de que nuestros diseños los entenderá la mayoría, pero la verdad es que no es tan fácil como Paul Rand, Milton Glaser o Dieter Rams lo hacían. Cuando somos sintéticos debemos ser inteligentes, nuestros sentidos y técnicas deberán estar enfocados a una sola tarea, la atención estará concentrada en uno o dos elementos de nuestra composición, por consiguiente el resultado deberá ser genial para que la comunicación de nuestra idea funcione. A continuación mencionaré tres puntos que los diseñadores debemos tomar en cuenta para que la simplicidad logre excelentes resultados en nuestro quehacer cotidiano.
El símbolo como la unidad de representación gráfica.
Existen tareas dentro del diseño gráfico que nos obligan a sintetizar la forma, ejercicios claros son el branding, la imagen corporativa, o la creación de un logotipo. Por ejemplo, la unidad de representación gráfica de una empresa, organización o producto; es su logotipo, mismo que se convierte en un ícono, así como lo es la imagen de Marilyn Monroe en la película de La tentación vive arriba en la escena donde el viento que escapa del respiradero del metro, levanta la falda de la rubia actriz. Cuando encontramos la parte fundamental de una anécdota, un producto, un tema o un concepto, ésta se convierte en un símbolo. Los símbolos son unidades simples con los que podemos representar gráficamente una idea y al mismo tiempo conllevan una gran fuerza de comunicación. Grandes diseñadores ya han recorrido este sendero y de ellos hemos aprendido que es posible desmembrar y reducir un concepto a su unidad de representación. Sin embargo, muchas veces nos concentramos en la abstracción y descuidamos el contenido. Paul Rand decía que hay una gran diferencia entre el diseño abstracto sin contenido y el diseño abstracto con contenido. Se puede ser un gran manipulador de la forma, pero si la solución no es la más apta, no tiene sentido. Si elegimos trabajar con símbolos en nuestra obra, éstos deben ser claros, construidos bajo los mejores criterios de percepción, proporción, equilibrio, color, regularidad y tamaño, de lo contrario sólo serán elementos sobrantes en nuestra composición.
La investigación.
Desde la antigua Grecia hasta la filosofía y psicología moderna (con la escuela de la Gestalt) se han establecido principios estéticos que determinan el simple uso de la forma. En el colegio nos enseñan a construir un todo a partir de la suma de las partes, aprendemos teorías y principios que afirman tendencias de experiencia perceptiva para adoptar las formas más simples posibles. Aprendemos también que las partes de una figura con “buena forma” indican una dirección o destino común y forman con claridad unidades autónomas en una composición. Sin embargo, no todo en nuestra disciplina es la percepción, la síntesis y el dominio del oficio. Antes de ello se encuentra un paso de igual importancia al que llamamos el ejercicio del intelecto, que básicamente consiste en realizar una investigación profunda del tema para dar lugar a la experimentación. Por ejemplo, en una agencia de publicidad el inicio de una investigación lo podemos encontrar en el brief. El brief creativo contiene una serie de indicadores que nos orientan a formar un método de investigación y definir un proceso creativo. Los diseñadores también debemos ser investigadores, sociólogos o comunicólogos para comenzar a desarrollar un proyecto de diseño. Por ejemplo, si vamos a diseñar un cartel simbólico de una obra cinematográfica, además de leer el guión o la trama y haber consumido el filme para estimular nuestras terminales sensoriales, debemos investigar el espacio, el tiempo, la historia, el clima, las características de los personajes, su forma de vestir, el nivel de lenguaje y los orígenes del tema, porque en estos puntos encontraremos aspectos clave que definen la obra, y así podemos pasar al segundo paso, el proceso creativo o la experimentación. Es común que aún teniendo una investigación en el proceso creativo nos topemos con dificultades para ser simples. Shigeo Fukuda, el maestro del simbolismo, decía que las cosas simples deben ser seguras y predecibles, dado que las cosas complejas producen resultados inesperados e impredecibles. Y no porque sean predecibles deben ser recurrentes, porque la recurrencia en el diseño es sinónimo de pereza y en su mayoría nos arrojará símbolos sin valor, la simplicidad trata de sustraer lo obvio y agregar lo significativo.
La cultura de la simplicidad en la actualidad
Tristemente está de moda leer menos para comprender más, ser muy concretos para persuadir al consumidor, contar una anécdota en menos de 40 caracteres, vivir con cinco individuos en una casa de interés social con tendencias minimalistas. Es difícil ser simples cuando vivimos en una sociedad y cultura barroca. La cultura en México por ejemplo, no está acostumbrada a desprenderse de lo innecesario y todavía seguimos guardando en casa aquellos objetos que ya no funcionan pero que tienen algún significado para nosotros. Este tipo de tendencias tienen que ver con la transformación de nuestro lenguaje y la cultura actual. Vivimos en la época de la inmediatez en donde el consumidor está bombardeado de contenido basura y tiene que hacer un esfuerzo grande para depurar la información. Para ser sintéticos en esta cultura, no nos preocupemos si tenemos que usar más de 2 ó 3 elementos gráficos para comunicar una idea. Aún podemos ser simples y concretos usando más palabras, de cada palabra en nuestro vocabulario podemos obtener un símbolo, símbolos que seguramente alguien más ya los ha interpretado gráficamente en más de una ocasión.
El hombre es un organismo excesivamente complicado. Si está condenado a la extinción morirá por falta de simplicidad. Ezra Pound.
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