Una pieza gráfica es un lenguaje, es un símbolo de comunicación. Y un lenguaje, tiene como objetivo expresar una idea. En publicidad, las piezas gráficas expresan emociones, sentimientos, ideales, sueños y más… todo dependiendo del objetivo de comunicación. Los colores, las figuras, las sombras, las líneas, y el texto, crean un ambiente en conjunto para informar sobre algún tema. Combinar todos estos factores y encontrar en el entorno social, situaciones que refuercen el gráfico, para que el público objetivo se sienta identificado con la pieza, hace que el impacto y la penetración de la idea, sea mayor. El consumidor como todos sabemos, está cada vez más expuesto a recibir impactos publicitarios. Para que pueda prestar atención se necesita una estrategia. Es por ello, que la publicidad es más breve, pero no por ser más breve, es menos comunicativa. Según un estudio de un psicólogo de la Harvard University, demostró que la memoria no puede manejar más de siete fragmentos de información a la vez. Por ello, los textos en los diferentes materiales publicitarios son más cortos. Un ejemplo de esta explicación, son los siguientes gráficos a cargo de la agencia Lowe, Istanbul en Turquía con la marca Rexona. El texto pasa a ser parte de la imagen, reduciendo el ruido visual y reforzando la imagen en el centro del gráfico, siendo texto e imagen una sola pieza. Así, el ojo, arropa de un solo golpe el gráfico. Para que este efecto suceda, el diseñador gráfico, planea con base a sus conocimientos, el recorrido visual que el público realizará al observarlo. El lenguaje en publicidad, es una herramienta valiosa. Y si éste se aplica correctamente en las diferentes disciplinas, se logra un impacto más contundente. En publicidad una mejor comunicación con nuestro target, incrementan las ventas para nuestros clientes, y más reconocimientos para las agencias de publicidad.
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