Para hacer grandes anuncios, necesitamos afinar el oído y la vista. Muchas agencias de publicidad, invierten bastante dinero en los famosos «buscadores de lo cool». Es sabido que esta metodología, no es nueva. Lo que sí es nuevo, es la técnica de observación con la cual se trasladan las atmósferas urbanas al brief. Antes, se trasladaban imágenes. Ahora, se trasladan códigos culturales. Y en el futuro, se trasladarán estilos sintácticos. Describamos cómo trabaja un buscador de lo cool. Un tipo llega y te ofrece un par de tenis de la marca Nike. Éste tipo, te promete algo: regalarte los tenis si le dices, con detalle, qué opinas sobre el producto después de usarlo. Usas los tenis en tu partido de baloncesto y pruebas su agarre, su ajuste, su firmeza en la parte de los tobillos y la comodidad del par de zapatillas. Vuelas como el viejo Jordan después de humillar a tu rival con un crossover. A los cinco días, el buscador de lo cool te entrevista. Le cuentas cuántas asistencias tuviste, cuántos robos, cuántos rebotes y cuántos puntos hiciste. Un triple-doble. Genial. A los tres meses, mirando el televisor, te das cuenta de que alguien convirtió tu entrevista en un texto publicitario. Así se trabaja en marketing y en publicidad. Si pretendes escribir un eslogan, visita los lugares frecuentados por tu mercado meta. Observa, pero hazlo con técnica. Existen tres grandes dimensiones de observación en el ser humano: la informativa, la instrumental y la ética. Sí, al observar, entérate de cuáles son las revistas, los teléfonos móviles y los valores que tu futuro cliente, utiliza. Por ejemplo, en XY Asociados, para hacer un eslogan, hacemos algo así. Mandamos a nuestros creativos al bar de moda. Nuestros creativos, bebiendo un martini o una buena cerveza, apuntan cuáles son las canciones que más «prenden» a la audiencia. Si corremos con suerte y si no se emborracharon demasiado en el bar, logramos descifrar las notas hebreas que plasmaron en las servilletas, servilletas llenas de teléfonos de chicas y de salsa picante. Luego, anotan los coros de dichas canciones y hacen un campo semántico mientras hablan de semiótica, de Eco, de Saussure o de cosas extrañas que sólo ellos entienden. Con las palabras más usadas en los coros, redactan frases concisas, cortas y que van de las tres a las cinco palabras, como se recomienda en publicidad. ¿Resultado? El eslogan se ve reforzado, gratuitamente, por tales canciones. Y así, los mensajes únicos trabajan en armonía con la música que escuchan los jóvenes en su Ipod y con la información que leen sobre Belinda en las revistas. Aprovecha el tiempo y no te pierdas de los detalles. En la calle, está la materia de trabajo de la publicidad. Pero en las agencias, están los escultores de dichas ideas, ideas que terminarán siendo conceptos creativos. Aliméntate de grandes y de jugosas ideas. [yframe url=’http://www.youtube.com/watch?v=s82VExOAE5M’]
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